sábado, 8 de junio de 2013

Black Roses, una película de pesadilla

Al iniciar una producción cinematográfica, cabe la posibilidad que termine siendo un acierto, un bodrio o quede a medio camino ambos, en el caso de Black Roses (1988), se acerca más a lo segundo. Dirigida por John Fasano (quien ya había mostrado sus dotes  para el bajo presupuesto con "Rock 'n' Roll Nightmare"), no generaría grandes expectativas de no se por la colaboración y participación de nada más y nada menos Carmine Appice, el mítico señor de la baquetas (Vanilla Fudge, Cactus, King Cobra, Blue Murder y Ozzy Osbourne, por citar parte de su curriculum), pero el talento y carisma de Appice no fue suficiente. Lo más destacable y rescatable de esta cinta sin lugar a dudas es su banda sonora, en la que colaboró Appice precisamente, lo demás es una mínima y predecible trama que transcurre con una lentitud desesperante, seguramente gracias a sus efectos especiales sumamente baratos ha logrado un sitio en círculos del cine de culto.

Si deja tanto que desear, ¿por qué considerarla en este espacio? Una "enigmática" banda de Rock como impulsor de su "trama", una interesante banda sonora (aunque tenga ciertos tintes glam) e incluir el tema del antagonismo de los fanáticos religiosos hacia este tipo de música, son elementos suficientes para ser digna de análisis.
La película parte con la banda Black Roses presentándose en vivo ("interpretando" tal vez el mejor tema de la banda sonora, que pertenece a Lizzy Borden por cierto), ya sea enmascarados o metamorfoseados en una forma demoníaca comiquísima (muchos años antes que Slipknot o Lordi, una propuesta visionaria, punto a favor), revelan sus desfigurados rostros ante sus fanáticos, provocando una perversa transformación los espectadores que desata el caos en el pueblo, no quedando en claro si aquel desastre sucede con anterioridad o posterioridad a los hechos narrados a continuación. El desarrollo de los personajes es sumamente básico y estereotipado, adultos conservadores y observantes de la fe religiosa en contraposición a adolescentes rebeldes y hormonales, dónde por lejos el más peculiar es un maestro de escuela, estricto y "cool" simultáneamente, una fusión entre Magnum y el profesor Jirafales, quien terminará siendo el único capaz de enfrentarse al carismático líder de Black Roses, Damian (¿se habrán inspirado en Damien Thorne al momento de escoger el nombre para el personaje?).

A pesar que Black Roses es una mala película de serie B, con una edición adecuada, perfectamente podría presentarse como un documental panfletario religioso anti-Rock, con seguridad más de algún fundamentalista cristiano lo consideraría verídico al ver una versión editada que la hiciese parecer "realista", de hecho, resultaría mucho más creíble que los incompetentes trabajos de Eric Holmberg en los años 80's ("Rock & Roll: A Search of God" y "Hell's Bells: The Dangers of Rock 'N' Roll"), pseudo-documentales tan deficientes, al punto de presentar teorías inferidas en base a ficciones sacadas de películas de terror protagonizadas por Cristopher Lee (como "The Devil Rides Out" de 1968 y "The Wicker Man" de 1973, por citar dos ejemplos evidentes) que presentan como verdades históricas, en lugar de basar su investigación en textos acreditados. Si estimados, existen creyentes que también mienten o su coeficiente intelectual carece del nivel mínimo para diferenciar entre una película y la realidad, cualquiera que se tragara las falsedades y delirios articulados por Holmberg daría crédito a una versión de Black Roses editada como docudrama, dado que más de la mitad de las cosas que los fanáticos religiosos creen saber sobre ocultismo y brujería están basadas en películas de terror, al parecer desconocen que las películas son ficción, inclusive las basadas en hechos reales, debido a las características del lenguaje narrativo utilizado en el cine.

Volviendo a la película, si no tienen un mejor panorama que ver secarse la pintura y toleran las comedias de cine B ochenteras de bajísimo presupuesto, tal vez puedan considerar una revisión a Black Roses, aunque están advertidos, puede tornarse en una pesadilla, una aburrida pesadilla de cine casposo (como dirían los amigos españoles), dónde uno de los momentos más delirantes es ver como "Magnum Jirafales" combate con implementos deportivos para jugar tenis a una joven poseída.